Maldad

"¿Hasta que punto puede un hombre ser decente en una sociedad indecente?" -Gary Oldman, The Dark Night-.

Crecimos sobre una torre de babel edificada a base de moral y buenas costumbres, en teoría repudiamos el asesinato, tratamos siempre de tomar las decisiones correctas, las que creemos que debe tomar una persona buena, las creemos que nos alejan del mal, en teoría todos somos seres pacíficos y políticamente correctos que conviven en una armoniosa sociedad. ¿Pero y en la práctica?, ¿De verdad tomamos buenas decisiones?, ¿Quién juzga eso?, ¿Somos incorruptibles?

Hasta que punto puede un hombre bueno aguantar el peso de la maldad, actuar justamente siguiendo sus principios y valores, sin corromperse y caer en el dulce plato de la venganza, en las manos del odio y el rencor, verse corrompido por un ser que no tiene planes, ni reglas, la antitésis de todo lo que te enseñaron en la escuela, un ser seductor, libre, sin remordimientos, sin cadenas que amarren sus deseos, pero lleno de pies a cabeza de maldad. Inteligente, pero malo, Audaz, pero malo, Libre, pero malo, caótico, anarquista, sucio y depravado.

Quieras o no te verás seducido por su libertinaje, que resetará tu cerebro y borrará todas las reglas conicidas, dejando solo el único archivo imborrable del disco duro insertado en tu cabeza, llamado cerebro: ¡ASESINAR!

¿Aguantarás la tentación? Así sea contra ese ser que descarges tus instintos cavernícolas, le habrás dado la razón, consiguió lo que quería. ¿Ser justo? ¿Imparcialidad? pocos son capaces, pocos son los heroés que necesitamos, mas no los que merecemos.